Cómo me quedé sin teléfono (V)

Este verano estuve un par de semanas sin teléfono, por culpa de una portabilidad. Partes I, II, III, y IV

Me intentaron vender un teléfono que yo no quería sin permitirme cambiarlo. Me dieron tres precios diferentes para el mismo terminal… toca reclamar.

Reclamaciones

Es el momento de ponerse en contacto con la companía de telecomunicaciones.

Puesto que el proceso de portabilidad se ha realizado a través de un distribuidor, desde el operador no «pueden» hacer nada. Saber eso, me cuesta dos horas y cinco llamadas.

En el distribuidor me prometen ponerse en contacto conmigo al día siguiente para solucionar mi problema.

Al día siguiente me quedo sin teléfono, el proceso de portabilidad ha finalizado.

Después de mucho pelearme con el servicio telefónico consigo sacarles que el distribuidor puede cambiarme el teléfono. Respuesta del distribuidor: «Entonces pierdo 500 euros»…

Resulta que el distribuidor ha cometido un fallo, y en vez de solucionarlo humildemente, me pone más problemas para que me acojone y deje de quejarme.

El distribuidor al final accede a realizar el cambio, pero no puede asegurar cuándo recibirá terminales. Los dos terminales que tenían ya los han repartido a otros clientes.

Por si acaso, me llevo escrito este acuerdo en una hoja de reclamaciones.

Cómo me quedé sin teléfono (IV)

Este verano estuve un par de semanas sin teléfono, por culpa de una portabilidad. Partes I, II, y III

Me prometieron un teléfono que yo creía que era difícil de conseguir, me cambiaron el precio el día antes de ir a recogerlo, y aún así quise seguir adelante con la portabilidad.

El gran día

Y llegó el gran día.

Acudo a la otra tienda del distribuidor a recoger mi terminal. Y… ¡Sorpresa! Allí nadie sabe que me tienen que cambiar el terminal. De hecho…

¡¡¡Mi terminal no se puede cambiar!!!

Si me hubieran avisado antes hubiera cancelado la portabilidad. Ahora no es posible técnicamente, ya que queda demasiado poco para que sea efectiva.

Más preocupante es cuando me dice la dependienta:

«Pero si el teléfono que has pedido no lo tenemos en catálogo…»

Me he quedado sin el teléfono que quería, nadie me había dicho que no lo tenían, y no me ofrecían ninguna solución.¿Podría ser peor? Sí.

En la tienda disponen de dos terminales como el que solicité, pero en otro color. Pregunto por ellos.

«Pero ese terminal no es gratis, tienes que abonar 99€.»

Tercer cambio de precio en tres días. ¿Alguien da más?

Continuará… (con final feliz)

Cómo me quedé sin teléfono (III)

Hasta ahora, he iniciado una portabilidad y el distribuidor se ha equivocado en el teléfono que yo quería. Como solución me ha propuesto cambiarlo por otro cuando llegue.

Cambios de última hora

Un día antes de recoger mi terminal, la comercial me llama para advertirme que se equivocó al indicarme el precio. En lugar de 69€, son 79€. Pero digo yo… mañana tendré teléfono, no quiero discutir. Recojo el terminal, y me olvido del distribuidor.

Una persona inteligente hubiera pensado un poco más. Y es que el distribuidor se lleva una comisión por venderme el terminal, de muchos euros. Aparte, de mi gasto mensual el distribuidor se lleva otro tanto.

Después de todo lo que va a ganar conmigo, me llama un día antes, cuando ya no puedo dar marcha atrás, para indicarme que el terminal cuesta 10 míseros euros más. ¡¡Hay que ser rata!!

Cómo me quedé sin teléfono (II)

Continuemos mi pequeña aventura en busca del teléfono prometido. Yo había solicitado un terminal al distribuidor y este me llamó diciendo que, por un cambio de tarifas, me salía gratis.

El distribuidor

Acudo al distribuidor. La comercial me explica que el terminal es gratis porque es un modelo anterior, no el que yo solicité en el correo electrónico que se le envió.

Uy uy uy

La comercial me asegura que en cuanto llegue el teléfono, me lo cambian por el que he solicitado en un principio. De hecho, me da la posibilidad de conseguir el teléfono más alto de la gama.

Pese a mi escepticismo, la comercial me asegura que hará todo lo posible para obtener mi terminal. Vamos, que me lo consigue segurísimo. Me remarca que el terminal tendrá un precio de 69€.

En estos momentos mis ilusiones, reforzadas por la seguridad de la comercial, no me dejaron pensar con claridad.

Debería haber pensado «Si ella no puede vender este terminal, por algo será».