Cómo me quedé sin teléfono (III)

Hasta ahora, he iniciado una portabilidad y el distribuidor se ha equivocado en el teléfono que yo quería. Como solución me ha propuesto cambiarlo por otro cuando llegue.

Cambios de última hora

Un día antes de recoger mi terminal, la comercial me llama para advertirme que se equivocó al indicarme el precio. En lugar de 69€, son 79€. Pero digo yo… mañana tendré teléfono, no quiero discutir. Recojo el terminal, y me olvido del distribuidor.

Una persona inteligente hubiera pensado un poco más. Y es que el distribuidor se lleva una comisión por venderme el terminal, de muchos euros. Aparte, de mi gasto mensual el distribuidor se lleva otro tanto.

Después de todo lo que va a ganar conmigo, me llama un día antes, cuando ya no puedo dar marcha atrás, para indicarme que el terminal cuesta 10 míseros euros más. ¡¡Hay que ser rata!!

Cómo me quedé sin teléfono (II)

Continuemos mi pequeña aventura en busca del teléfono prometido. Yo había solicitado un terminal al distribuidor y este me llamó diciendo que, por un cambio de tarifas, me salía gratis.

El distribuidor

Acudo al distribuidor. La comercial me explica que el terminal es gratis porque es un modelo anterior, no el que yo solicité en el correo electrónico que se le envió.

Uy uy uy

La comercial me asegura que en cuanto llegue el teléfono, me lo cambian por el que he solicitado en un principio. De hecho, me da la posibilidad de conseguir el teléfono más alto de la gama.

Pese a mi escepticismo, la comercial me asegura que hará todo lo posible para obtener mi terminal. Vamos, que me lo consigue segurísimo. Me remarca que el terminal tendrá un precio de 69€.

En estos momentos mis ilusiones, reforzadas por la seguridad de la comercial, no me dejaron pensar con claridad.

Debería haber pensado «Si ella no puede vender este terminal, por algo será».

Cómo me quedé sin teléfono (I)

Realizar una portabilidad debería ser algo fácil, te deberían recibir con la alfombra roja.

Sin embargo, llevo una semana sin teléfono :(. Aplastado por burocracia exasperante, excusas infantiles y normativa inútil.

El Contrato

Todo empezó con mi tío quedándose sin internet móvil en la playa. Fue un trágico suceso que nos motivó a iniciar una portabilidad familiar masiva a otro operador móvil.

Todo era bonito, teléfonos nuevos, nuevas tarifas, sonrisas… pero pronto todo cambiaría.

Mi madre, responsable de las líneas, se ocupó del papeleo. Ella solicitó el terminal que yo le había pedido. Todo bien, todos felices.

Días más tarde, mi madre vuelve a casa diciéndome «He acudido al distribuidor, han cambiado las tarifas y ahora el teléfono te sale gratis».

Y yo pienso… Huy que raro.

Dejarme que os de un consejo. Cuando algo huele mal desde el principio date dos Hostias, baja a la tierra, y repítete a tí mismo «¡Corre!».